Empresa preparada Ágil
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5 formas de identificar por qué tu empresa aún no está preparada para la Agilidad de Negocios

En la teoría todas las organizaciones quieren ser ágiles y adaptarse a los cambios que exige el mundo de los negocios actualmente, pero en la práctica, siguen trabajando con viejos paradigmas que los atan al pasado y que no les permiten estar preparados para los retos del futuro.

En la Agilidad de Negocios o Agilidad Empresarial se habla acerca de que solo aquellas organizaciones de alto rendimiento, adaptables y ágiles prosperarán en este mercado impredecible. Y aunque es casi seguro que todas las organizaciones desean salir avante ante este tsunami da cambios, la realidad es que no todas están preparadas para ello.

De forma simple, la Agilidad de Negocios es la capacidad y la voluntad de una organización para adaptarse, crear y aprovechar el cambio para el beneficio de sus clientes. ¿Está tu empresa preparada para la Agilidad de Negocios?

A continuación, te presentamos 5 formas de identificar si tu empresa está preparada para la Agilidad de Negocios:

1.- La organización es lenta y burocrática

Cuando hablamos de adaptación a los cambios que ocurren alrededor de las organizaciones no podemos entender cómo es que el modelo dominante al interior de las empresas sigue siendo la burocracia. A través de nuestra experiencia como consultores en Proyectum hemos tenido la oportunidad de analizar una gran variedad de organizaciones, en la mayoría de ellas las instrucciones se dan de forma vertical y los grandes líderes de la parte más alta nombran líderes más pequeños a su cargo.

Como dice Steve Denning en su artículo para Forbes, How Mapping The Agile Transformation Journey Points The Way To Continuous Innovation: “El poder gotea hacia abajo. Los grandes líderes nombran pequeños líderes. Los individuos compiten por la promoción. La compensación se correlaciona con el rango. Las tareas están asignadas. Los gerentes evalúan el desempeño”.

Las organizaciones ágiles que están teniendo éxito y aprovechando los cambios han dejado o están en camino de dejar un enfoque donde la comunicación va de arriba abajo, para enfocarse en estructuras más horizontales, donde los colaboradores están facultados para tomar decisiones en lugar de solo seguir instrucciones, lo que provoca que la comunicación fluya de mejor forma y que los puntos de control sean los mínimos necesarios para no detener el flujo y entregar valor anticipado al cliente.

El enfoque burocrático de reglas, estructuras, comando y control debe cambiar por uno donde se habilite a los colaboradores, empoderándolos para la toma de decisiones.

2.- No fomenta la innovación

Cuando una organización se rige bajo un enfoque de comando y control, donde los colaboradores solamente siguen instrucciones, claramente no se han establecido los mecanismos para fomentar la innovación.

Tú no estás aquí para pensar, estás para hacer lo que yo te diga”, esta es una frase típica que los gerentes llegaron a utilizar hasta hace algunos años con sus subordinados, y que ojalá para esta fecha ya se haya erradicado por completo, ya que en una época donde se habla de la sociedad del conocimiento, la generación de ideas innovadoras se convierte en uno de los principales activos que toda empresa debería valorar.

 Aunque toda empresa sueña con tener esa idea revolucionaría que sea capaz de generar un nuevo mercado, en el que pocos o ningún competidor se encuentre presente, muy pocas se han puesto a analizar que el camino con mayor potencial para garantizar esa gran innovación es un camino de experimentación, con pruebas, errores y sobre todo fracasos, fracasos que muy pocas veces las organizaciones están dispuestas a aceptar.

Si no estás en camino de generar un ambiente en el que todos tus colaboradores son potenciales generadores de una idea innovadora, donde se premia la experimentación y es seguro fallar sin temor a ser señalado, entonces, lamento decirte que aun estás muy alejado de la Agilidad Empresarial.

3.- El cliente no está al centro de las decisiones

El modelo de Agilidad de Negocios desarrollado por Evan Leybourn pone en el centro al cliente y esto no es una casualidad, como él mismo lo menciona: “El corazón de la Agilidad de Negocios no es menos que la razón por la que existimos: nuestro Cliente”.

Nuestros clientes nos proporcionan un propósito y esto es algo que muchas organizaciones han olvidado, pues han decidido enfocarse en generar mayor riqueza económica. “La mayoría de las compañías dicen que el cliente es su principal prioridad, pero cuando se trata de tomar una decisión que requiere que los líderes de la organización elijan entre el cliente o la compañía, vemos que muchos seleccionan una decisión que favorece a la compañía.”, se menciona en el modelo.

Si nuestra forma de trabajar no gira en torno al cliente, si no estamos de cerca para entender realmente sus necesidades y si no hemos establecido una relación fortalecida basada en la confianza, nos tenemos que poner manos a la obra de inmediato.

4.- Las personas no son valoradas

Quien está familiarizado con el tema de la Agilidad conoce el Manifiesto Ágil, donde uno de los valores menciona: “Valoramos más a los individuos e interacciones sobre procesos y herramientas”. Si bien ya hablamos de la importancia de nuestros clientes, pues son nuestra razón de ser, no podemos restarle importancia a las personas que colaboran con nosotros, que son las encargadas de generar valor al cliente.

En el modelo de Agilidad de Negocios, podemos encontrar el dominio “Fuerza de trabajo”, en el cual se aborda la importancia de los colaboradores en una organización: “Si cuidas de tus colaboradores, ellos cuidarán de tus clientes. Los colaboradores comprometidos y felices permanecen más tiempo, aprenden más y generan ideas innovadoras. Esto generalmente conduce a mejores experiencias de los clientes y por lo tanto una mayor lealtad de los clientes.

Al escribir esto me viene a la mente una pregunta que leí en algún momento ¿Qué es más importante, las personas o una gran idea? Me gustaría citar la fuente de tan poderosa reflexión, pero en este momento no la recuerdo. La respuesta a este interesante planteamiento son las personas. Muchas veces obviamos que esa gran idea surgió de una persona, las ideas no andan por ahí flotando en el aire, son resultado de profundas introspecciones, e incluso de muchas noches de insomnio, de una o varias personas.

Te recomiendo que hagas un análisis de la cultura en tu organización, valida cómo es el ambiente de trabajo y pregúntate si tus colaboradores son tus principales promotores y defensores.

5.- No has desarrollado una mentalidad de aprendizaje

En otro artículo ya hablé de la importancia de ser un novato permanente que busca en todo momento explorar nuevos horizontes de aprendizaje. Las organizaciones, pero por su puesto también las personas, debemos desarrollar una mentalidad de aprendizaje en la que estamos dispuestos a experimentar y aprender, tanto del éxito como de los fracasos.

Dice Arie de Geus que: “La única venta competitiva sostenible es la capacidad de aprender más rápido que la competencia”. Las organizaciones que están transitando positivamente por la agilidad son básicamente organizaciones de aprendizaje, constantemente están experimentando, recibiendo retroalimentación de sus clientes y sobre esto hacen ajustes, esto da como resultado una mejora continua.

Las organizaciones que han dejado de aprender pues se sienten en una posición privilegiada en la que no hay competidores cercanos o porque la operación los absorbe y consideran que no hay tiempo para aprender no están atentos a los cambios que suceden allá afuera. Te recomiendo que te des el tiempo para bajar un poco la velocidad del día a día y veas el panorama completo, identifica la siguiente oportunidad y experimenta pues es la mejor forma de aprender.  

Agradezco el que hayas llegado hasta el final, me gustaría conocer tu opinión y si estás interesado en el tema de Agilidad de Negocios te invito a nuestro próximo curso online Fundamentos de Agilidad de Negocios en el que hablamos a profundidad de estos temas y abordamos el modelo de los Dominios de Agilidad de Evan Leybourn que fue citado en este artículo.

Sobre el autor: Omar García.

 

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