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El panorama actual en dirección de proyectos según los expertos

El mundo está cambiando de manera drástica. Las nuevas invenciones y los descubrimientos dan idea de lo que sintieron los hombres de la Primera Revolución Industrial. El panorama en la dirección de proyectos ha dado un vuelco que cada día se hace más visible, que si bien ya tiene antecedentes de finales del siglo pasado, para este año es más notorio. La cultural ágil es el comienzo, pero de ella surgen otras posibilidades.

Lo ágil es flexible, no son instrucciones rígidas sobre cómo adaptarse al nuevo entorno, sino que da las bases para que cada empresa decida con qué principios y valores se va a regir, que todos los empleados y colaboradores los conozcan y con base en ella cada individuo sea capaz de decidir por sí mismo.

Fue introducido por el Manifiesto Ágil, escrito por un grupo de desarrolladores de software que buscaban un método para optimizar su equipo de trabajo. Su propia experiencia derivó en una serie de valores:

Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.
Software funcionando sobre documentación extensiva.
Colaboración con el cliente sobre negociación contractual.
Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan.

Los desarrolladores plantean en el Manifiesto que no se trata de desechar unas prácticas por otras, sino de enfocarse en las de la izquierda.

Se rigen por 12 principios, que están enfocados a señalar habilidades en lugar de decir qué hacer. Uno de los principios se orienta a la capacidad de ajustarse y perfeccionar el comportamiento del equipo, para lo cual también señalan la necesidad de diseñar un método que les permita comunicarse cara a cara.

Otros puntos también indican la necesidad del trabajo colaborativo. Los espacios físicos adaptados para estas labores, como una sala de consejo amplia, así como la supervisión constante de los resultados también es parte de lo que se conoce como ágil.

Hacia dónde va la práctica ágil

La flexibilidad de la cultura ágil se adopta en las empresas de distintas maneras, esto da paso a constantes transformaciones en la dirección de proyectos. Los líderes ya no solo requieren de contar con destrezas técnicas fortalecidas, sino también de habilidades como la inteligencia emocional. Ahora las habilidades interpersonales se requieren para hacer relaciones laborales, formar equipos, la colaboración y la negociación.

Los reclutadores están comenzando a modificar el perfil de las vacantes. El listado de requisitos para contratar a alguien será: capaz de relacionarse en el entorno laboral, lidiar con conflictos, trabajar vía remota e incluso encargarse de un equipo virtual, crear estrategias para alcanzar beneficios tangibles, por poner algunos ejemplos.

Los directores de proyectos están en proceso de cambio radical. Hay una nueva generación de directores, gerentes y administradores que tienen otra visión de cómo debe ser la cultura laboral y buscan que los espacios de trabajo se conviertan en lugares cada vez con más tecnología y que las operaciones se muden a plataformas en Internet.

IAB México realizó un estudio sobre el consumo de Medios y Dispositivos de Internautas en México que encaja con las edades de estos nuevos directores de proyectos. Parte de los resultados habla sobre cómo su relación con la tecnología cambia sus expectativas laborales y los entornos que buscan o promueven en sus empleos: el entorno digital es parte de su rutina, un smarthphone para ellos es más que un aparato para comunicarse, realizan más transacciones en línea que el resto de los usuarios.

Frente a este panorama laboral, los reclutadores también necesitarán de la inteligencia emocional para detectar estas capacidades en los candidatos. No solo la contratación está cambiando en las empresas, también la cultura laboral gira 180 grados.

Una de las preocupaciones que ha concentrado la atención es la gestión de recursos, en particular el capital humano, el tiempo y las tecnologías de la información. Una de las medidas en tendencia adoptadas es utilizar herramientas de software y wearables (esos dispositivos usables, como relojes inteligentes o calzado con gps incluido).

De acuerdo con el Dr. Chris Brauer, los wearables también agilizan la administración de tareas cuando son utilizados para conocer los efectos del comportamiento humano en la productividad, el rendimiento, el bienestar y la satisfacción laboral. Por ejemplo, saber después de cuantas horas los empleados sienten fatiga mental y deben cambiar de actividad o cuánto tarda cada uno en hacer una tarea.

El uso de tecnología usable también plantea hacer partícipes activos a los empleados en su salud y bienestar laboral. Aunque, de acuerdo con el artículo La evolución de la gestión de proyectos: tendencias para el 2018, de Artemis, esta opción se limita al valor creado en la experiencia de usuario y debilita la línea de privacidad entre el trabajador y la empresa.

Finalmente, la inteligencia artificial incorporada a las rutinas laborales para mejorar la productividad de las empresas aún no se explota; sin embargo hay una alta expectativa. Se espera que los robots inteligentes realicen el 80 por ciento de las actividades repetitivas, se reduzca el uso de papel para archivar y la información esté más centralizada y sea procesada más rápido.

El último punto se relaciona directamente con el big data. La inteligencia artificial podrá generar grandes bases de datos y analizar esta información en el menor tiempo posible para ser utilizado en distintos proyectos y soluciones de problemas internos de una compañía.

Ágil ha cambiado paulatinamente la gestión de proyectos y la cultura laboral, pero cuando a ella se suma la revolución tecnológica actual esas modificaciones son radicales. Hay nuevas preocupaciones y formas de abordar esas problemáticas. El cambio está en proceso y por ello se pueden esperar más transformaciones, por eso es importante asimilar las que ya se están dando.

Sobre el autor: Kayleigh Bistrain.

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