Proyectos que dificilmente
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Los proyectos que difícilmente nos llevarán a una buena dirección

La estrategia es buena porque nos ayuda a definir una dirección, pero son los proyectos los vehículos que nos permiten llegar ahí. ¿Cuál es más importante? La respuesta es que ambos son igual de importantes y no podemos prescindir de ninguno de ellos.

Es más, existe un tercer punto igual de importante, que en este artículo no abordaremos, los procesos, que son los que permiten la operación del día a día.

La relación entre la estrategia y los proyectos

 Las organizaciones deberían tener claro a dónde quieren llegar. Esto es obvio, ¿no? No, no es tan obvio. Muchas organizaciones entran en una dinámica de trabajo reactivo, es decir, se enfocan en atender la operación del día a día y eso les puede absorber todos los recursos.

Si la dinámica de nuestra organización es enfocar nuestro trabajo en reaccionar a lo que diariamente se nos va presentando, no hay posibilidad de atender las preguntas importantes, ¿a dónde queremos llegar? ¿actualmente dónde estamos parados? ¿cómo cerrar la brecha entre el lugar donde nos encontramos hoy y el punto donde queremos llegar?

Dar respuesta a estas preguntas no es algo sencillo, pero el principal beneficio de atender estos cuestionamientos es el de definir una dirección a la que queremos llegar. Teniendo claro esto, podemos pensar en los proyectos, como estos vehículos que nos permitirán hacer realidad nuestra estrategia.

Los proyectos que difícilmente nos llevarán a una buena dirección

En las organizaciones van a abundar las buenas ideas, y las no tan buenas también. El gran reto que tienen los altos directivos, encargados de definir la estrategia de la organización, es la tarea de priorizar, priorizar aquellas buenas ideas que nos permitirán acercarnos a esa dirección definida en la estrategia.

Quizá ya lo puedes visualizar, cuando no hay una dirección definida, se vuelve complicado priorizar las buenas ideas. El problema se vuelve todavía más grave cuando, sin una priorización y sin una estrategia definida, comenzamos a otorgar recursos a ideas que se convierten en proyectos.

Entonces, es así como nos encontramos con organizaciones ocupadas con sobrecarga de trabajo, entre actividades reactivas que van saliendo de la operación diaria y los proyectos que difícilmente nos llevarán a una buena dirección.

Una frase atribuida al filósofo Séneca dice que: Ningún viento es favorable para quien no sabe a dónde va”.

Los proyectos son los vehículos que nos permiten llegar al punto definido por la estrategia, pero si no está definido claramente a dónde queremos llegar nos la pasaremos trabajando en cosas que poco o nada agregan valor.

Conclusiones

Las organizaciones no pueden esperar un crecimiento, o incluso perdurar en el mercado, si no tienen definido ese punto al que quieren llegar.

El trabajo al interior de las organizaciones nunca para, pero deberíamos reflexionar si estamos trabajando en algo que nos está encaminando a la dirección correcta, si estamos invirtiendo nuestros recursos adecuadamente y si nuestros proyectos nos llevarán a hacer realidad nuestra estrategia.

Es momento de atender las preguntas importantes, hacer uso de la estrategia y definir el punto al que queremos llegar.

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